miércoles, 4 de diciembre de 2013

El ladrón de notas

En esta lectura se tratan temas relevantes a la creación artística en general a partir de la figura del pianista Ferrucio Bussoni. Mencionare los que personalmente me causaron mayor interés para después hacer el vínculo con la transcripción.

“la concepción de la música como un único texto sin autor”

Esta línea tan sencilla puede aplicarse a cualquier expresión artística e inmediatamente nos coloca en un área polémica al cuestionar el valor de la idea de originalidad y en un concepto límite, colocar la creación artística dentro de una continua sucesión de reinterpretaciones o variaciones dentro de las cuales la figura del autor puede resultar irrelevante y donde a su vez se legitima la copia, plagio, apropiación o reelaboración, en este caso, de la música.
Por otra parte, dicha concepción de la música, a mi parecer, pone el acento en la capacidad creativa de la humanidad como una actividad colectiva e incluyente, donde adjetivos referentes a la música como académica, clásica, contemporánea, folk, etc. etc. quedan abolidos y englobados en una unidad mayor; la tradición musical humana.

“Cada fragmento musical debe tomarse como un fragmento de sueño, interpretándolo no fuera del tiempo, sino, al contrario, en una multiplicidad de temporalidades encabalgadas: actual, pasada y futura.”

Si toda creación es en gran medida una reinterpretación, queda patente el compromiso con la historia y la necesidad del diálogo se vuelve inevitable. El acto creativo ejerce así una abolición más, la del tiempo, sobre todo ese tiempo que tan fácilmente nuestra percepción y educación cotidiana entiende lineal y unidireccional.
Recobrada la simultaneidad del tiempo, al escribir, leer, componer música, incluso al respirar, estamos convocando a nuestros ancestros y renovando los lazos que nos unen a esa tradición humana de la cual inevitablemente somos parte. Parafraseando a Borges, un hombre puede ser un día TODOS los hombres.

“La belleza como formata (hecha) y... como formans (haciéndose)”

Esta tercera cita resume las dos citas anteriores y en gran medida el texto entero (y por que no decirlo, también los conflictos actuales en diversas áreas del conocimiento); ¿aceptamos una ley o verdad única e inamovible o nos sumergimos en el laberinto de la diversidad?. Por un lado podemos concebir la obra musical como una expresión terminada, perfecta, o bien como un eslabón mas dentro de la cadena de sucesivas reelaboraciones posibles, ¡menudo problema!

La transcripción musical puede entonces entenderse dentro de estas dos aristas y utilizando las palabras del texto, podemos definir dos actividades concretas con las cuales el transcriptor puede definir su labor; producir o reproducir.

Reproducir correspondería a la formata y producir a la formans, donde la formans colocaría al transcriptor no como un copista o intérprete sino como un creador que juega un papel activo en la conformación de historias y significados.

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