Luis


Después de epistemologías del sur                                                               Luis Argüello

 

...“Por que no creáis vosotros los musicólogos una adaptación de la notación ch`in para el banjo de cinco cuerdas?”...

Partiendo de esta réplica de Peter Seeger citada en el texto de Mantle Hood sobre transcripción y notación me parece posible el punto de encuentro con la concepción elaborada por Boaventura de Sousa sobre la “Ecología de Saberes”. Mantle Hood se lamenta de que esa idea tan sugerente quedara como intención, pero nos provoca señalando que quizá alguien pueda retomarla seriamente. Si tomamos las palabras de Boaventura cuando menciona que la validez del saber la da el pragmatismo haciendo un reconocimiento de los límites, quizá podríamos acercarnos a nuevas formas de elaborar transcripciones y notaciones que encuentren en su uso como herramienta pedagógica plena validez; ello considerando también, por ejemplo, las consecuencias que podría tener en la concepción del mundo de un intérprete de banjo de cinco cuerdas saber que su notación esta basado en un modelo chino o que un chino mirara el uso de su notación en otros contextos.

Otro punto de contacto que me parece revelador entre Hood y Boaventura es la mención de alumnos contrariados por no poder entender las categorías de un sistema de saber hegemónico, si bien el ejemplo de Hood se refiera a un caso individual y concreto y el de Boaventura a un individuo dentro de una comunidad, lo cierto es que en ambos casos sucede lo mismo que pasa cuando un niño no puede entender por que le dicen blanco a algo que tiene diminutos puntos negros y ante su insistencia, un adulto que no pueda mirar a escalas mas precisas simplemente reprochará, es blanco.

Por mi parte, también puedo unirme a ese club de alumnos; en algún momento de una clase de Ética en la facultad de Filosofía de la UNAM, preguntaba a la profesora sobre la posible inclusión en la clase de los paralelismos entre concepciones de Spinoza y Nietzsche con el budismo y el hinduismo, su argumento fue que para ello primero necesitaríamos ser especialistas en ambas ramas de pensamiento... no reprocho nada a esa respuesta, pero donde solo esperaba una alegre posibilidad, encontré el punto de quiebre que me hizo entender que ciertos temas y traslados no encontrarían mas que una cordial y sutil invitación a ser postergados.

En la música a veces hay menos sutilezas; clase de historia de la música, teoría de los humores de Hipócrates:

Profesor - mencionen músicas con humor sanguíneo-
alumno instrumentista - Beethoven -
alumno etnomusicólogo - ¡Son jarocho! -
Profesor - demostración facial de cambio de humor forzado de colérico a flemático.

Juegos aparte, menciono estos ejemplos para entrar a la cuestión de la politización de la etnomusicología y la transcripción. Seguramente un sistema de saber hegemónico no dará voz a expresiones que no concuerden con el, pero al momento que esas voces no dejen de estar presentes, mostrando los pequeños puntos negros en el blanco, ahí es donde se construye la resistencia y a mi parecer, también el momento político. En este sentido la etnomusicología siempre nos acercará a una postura política y ética; independientemente que ella nos lleve a ser testigos o actores.

Por otra parte y de manera lúdica me gustaría acercarme a la cuestión de la transcripción como traducción a partir del desarrollo de la música dance con su propuesta de  emular los estados que produce el consumo de drogas, si bien la expresión de estados de ánimo  específicos por medio de la música no es nueva, me parece que en la música electrónica la distinción entre notación y transcripción se vuelve mas compleja y vaga, en este sentido y a riesgo de confundir términos, ¿sería posible concebir a la música en sí como transcripción?

En otro caso, sería interesante incluir también la “Illiac Suite” para cuarteto de cuerdas, pieza elaborada por medio de la programación en una computadora pero transcrita a notación convencional para ser ejecutada por manos humanas; ¿podríamos hablar de esa partitura como la transcripción de un simple código binario o de la interacción entre un lenguaje de programación y la notación musical?.

Lo que quiero señalar es que de cualquier forma este tipo de transcripciones nos lleva a un problema central ¿que se esta transcribiendo?, eso aunado a la inmediata clasificación de la música por computadora como “expresión sin alma”.

En ocasiones, tal vez mas que el contenido de la transcripción, todo aquello que gira en torno a ella nos habla de cuestiones que van mas allá de la música, revelaciones que en definitiva no serían posibles sin la existencia de dicha transcripción.

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